La historia de los tres árboles
Taller realizado en el marco del Festival Internacional Cine en la Isla en Isla fuerte, Bolivar.
Fotos: Yojan Valencia, Fredy Arenas, Cristian Torres y Meliza Mayor.
En el marco del Festival Fecisla propusimos un taller de stopmotion con la idea de que el territorio fuese el protagonista y que por medio de una historia de ficción y los dibujos animados la isla cobrará vida en la pantalla. Desde antes de llegar a la isla teníamos presente que Isla Fuerte tenía tres árboles muy importantes para sus pobladores, de los cuales se desprenden historias, así que el nombre del taller fue Tun tun y el caminante. Este fue un taller maratónico ya que trabajamos de sol a sol, los niños estaban en vacaciones y se turnaban para estar en el taller. Allí, desde los más pequeños de 4 años hasta los mayores de 12, encontraron un espacio donde todos eran bienvenidos para dibujar, pintar, colorear, conocernos y darle vida a una historia.
A partir de la experiencia con la película-taller Mar y Montañas, donde se hizo un recorrido dibujado por el lugar que los niños habitan, se continuó con esta idea en la isla pero con un elemento nuevo: Bitácoras de una película de dibujos animados, allí los niños dibujaron y escribieron todo el proceso de esta película. El primer día fue destino a la gran excursión en la que ellos eran nuestros guías y así descubrimos que La Bonga, un árbol, tenía un ojo que se convirtió en un elemento fundamental de la historia. Luego nos fuimos a echarle cabeza a la historia, Francisco era el coordinador de esta etapa, así que nos reunimos con el grupo de niñas que quisieron construir y narrar a la historia. Las niñas propusieron elementos para lel guión, así surgieron los protagonistas, el conflicto y el desenlace. Luego, Francisco se sentó junto al mar para redactar la historia completa y presentarla al día siguiente a todos los niños.
Todos escucharon atentos la historia, a la vez dibujaban lo que escuchaban para que antes de tener algunas nociones del lenguaje audiovisual pudieran dibujar sin restricción. Luego se hizo un ejercicio de encuadres con los dedos de la mano así se identificaba el plano general, el plano medio y el primer plano, con eso empezaron a dibujar el storyboard con la escaleta. Hubo muchas versiones, otra eran similares, ya que en estos procesos hay niños que prefieren dibujar lo que dibuja su compañero, hay que envalentonarlos para que pongan en la hoja lo que ellos se imaginan. Luego de esto se organizó un concurso de diseño de personajes en el que cada niños elegía un árbol y lo dibujaba con colores, hasta el momento no habíamos trabajado con colores, no íbamos a elegir el mejor pero esto los motiva a trabajar con ánimo y sin tomar como referencia el dibujo de su compañero.
Este es el final de esta maravillosa experiencia que nos deja con ganas de hacer más películas en las que los habitantes de un territorio crean una historia de ficción en la que la geografía del lugar es protagonista.